3C TIC. Cuadernos de desarrollo aplicados a las TIC. ISSN: 2254 – 6529 Ed. 40 Vol. 11 N.º 1 Marzo - Junio 2022
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(2016). Cualquier estudiante de viento metal y auta travesera aprende a dominar la técnica del triple
picado durante sus estudios en las Enseñanzas Profesionales de Música del Conservatorio, sin importar
el centro de estudios donde desarrolle su formación. Sin embargo, pese a las evidentes prestaciones de
esta técnica, intérpretes de saxofón, clarinete, oboe o fagot no suelen utilizarla.
Parecen existir tres razones por las que no se utiliza esta técnica. En primer lugar, se considera que, al no
utilizar la técnica del triple picado, estos instrumentistas han desarrollado lo suciente el picado simple
como para llegar a altas velocidades. Algunos autores hacen referencias al tempo máximo que se puede
alcanzar con picado simple en instrumentos como el clarinete. Cabe señalar que los autores coinciden en
que esta velocidad varía dependiendo, principalmente, de la longitud del fragmento a interpretar y del
virtuosismo del instrumentista. Thomas (2008) considera que su articulación del picado simple es muy
rápida e indica que si se trata de un pasaje largo (más de dos compases aproximadamente), la velocidad
máxima sería alrededor de cuatro semicorcheas picadas de 120 a 126 la negra. Si se trata de un pasaje
breve, la velocidad puede ser ligeramente superior: negra igual a 132 aproximadamente (Sparnaay,
2011; Thomas, 2008). Por tanto, si, por ejemplo, se tratase de un pasaje corto de un tresillo de corcheas,
podrían articularse alrededor de 176 la negra, y si fuese un pasaje más largo sería sobre 160.
En segundo lugar, otra de las razones que utilizan los instrumentistas de caña para no utilizar el triple
picado es que es imposible de desempeñar para algunos de ellos. Se considera, por tanto, una técnica
sólo accesible a músicos “virtuosos” con un dominio muy alto del instrumento. Ya en 1989, Spring
explicaba que el triple picado se consideraba un recurso de virtuosos, aunque la mentalidad parecía
estar cambiando poco a poco. Sin embargo, seguía asegurando que realizar la técnica en el registro
sobreagudo no estaba al alcance de cualquiera, sino sólo de intérpretes muy resueltos y avanzados
técnicamente. Por el contrario, en el año 2000, Fobes rebatió la opinión de Spring indicando que, para él,
cualquier clarinetista podría aprender la técnica si utilizaba el suciente tiempo para lograrlo y lo hacía
de la forma adecuada. Fobes realizó su estudio con el objetivo de abrir la mentalidad de los clarinetistas