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SINIDAD Y GEOPOLÍTICA EN EL DESARROLLO DE LA ECONOMÍA
CULTURAL CHINA Y SU RELACIÓN BILATERAL COMERCIAL CON
ESPAÑA
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SINITY AND GEOPOLITICS IN THE DEVELOPMENT OF THE
CHINESE CULTURAL ECONOMY AND ITS BILATERAL COMMERCIAL
RELATIONSHIP WITH SPAIN
Gabriel Terol Rojo
Coordinador Unidad Docente del Área de Estudios de Asia Oriental, Universidad de Valencia, (España).
E-mail: gabriel.terol@uv.es ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1245-2058
1 Este trabajo forma parte del proyecto de investigación I + D, de la convocatoria 2019 del Ministerio de Ciencia e Innovación
de España, titulado ‘Nuevos desarrollos socioculturales, políticos y económicos de Asia Oriental en el contexto global’
(PID2019-107861GB-I00) y dirigido por el Grupo de Investigación InterAsia de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Recepción:
01/05/2020
Aceptación:
29/05/2020
Publicación:
24/08/2020
Citación sugerida:
Terol, G. (2020). Sinidad y geopolítica en el desarrollo de la economía cultural china y su relación bilateral comercial con
España. 3C Empresa. Investigación y pensamiento crítico, 9(3), 17-37. https://doi.org/10.17993/3cemp.2020.090343.17-37
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RESUMEN
Este documento es una reexión y un diálogo con una selección de literatura especializada sobre el
desarrollo de la economía cultural china y las relaciones bilaterales geopolíticas con España de estas
desde la perspectiva sínica.
Inicialmente introduce una visión diacrónica del posicionamiento geopolítico de China, de su herencia
ideológica y social, y de la sinización en su entorno regional, así como del interés estratégico de su
diálogo con Europa y España. Una vez aquí, expone y debate la relación comercial de China y España,
focalizándola entorno a lo cultural, para repasar los rasgos culturales de negociación estereotipados y
rebatirlos por el tamiz de la sinidad actual.
Lo que sigue es un estudio sincrónico de la economía cultural china, comprometida con la exposición
anterior, para concluir en la sinidad que es posible hallar en ella.
Finalmente, se resuelven los intereses del régimen chino de partido-Estado con la emergente economía
cultural por su interés en la construcción y consolidación de los ideales del socialismo chino contemporáneo.
Y con ello, se concluye con una reexión del bilateralismo entre China y España centrado en el desarrollo
de la economía de la nueva revalorización de la cultura de China y el rol español frente a ello.
PALABRAS CLAVE
Sinidad, relaciones comerciales, geopolítica, China, relación bilateral España-China.
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ABSTRACT
This document is a reection and dialogue with a selection of specialized literature on the development of the Chinese
cultural economy and the geopolitical bilateral relations with Spain of these from the sinitic perspective.
Initially, it introduces a diachronic vision of China’s geopolitical position, its ideological and social heritage and the sinization
in its regional environment, as well as the strategic interest of its dialogue with Europe and Spain. Once here, it exposes and
debates the commercial relationship of China and Spain, focusing on its cultural aspect, to review the stereotypical cultural
features of negotiation and refute them through the current sinity sieve.
What follows is a synchronous study of the Chinese cultural economy, committed to the above exposition, to conclude on the
sinity that can be found in it.
Finally, the interests of the Chinese party-state regime are resolved with the emerging cultural economy due to its interest
in the construction and consolidation of the ideals of contemporary Chinese socialism. And with this, it concludes with a
reection of the bilateralism between China and Spain focused on the development on the economy of the new revaluation of
the culture of China and the Spanish role facing it.
KEYWORDS
Sinity, trade relations, geopolitics, China, bilateral Spain-China relationship.
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1. INTRODUCCIÓN
Como recordaba Sean Golden (2019), la revolución epistemológica kuhniana entorno a la interpretación
de la historia de la ciencia puso de maniesto, entre otras cuestiones, la objetividad de las teorías
cientícas a la vez que alarde su complicidad con las ideologías dominantes de su época y algo
similar sucede cuando tratamos de hablar de China desde cualquier aspecto. Problematizar marcos
teóricos y paradigmas desarrollados por Euroamérica, exige el punto de partida de reexión sobre la
certeza de los atributos que la “modernidad” entendió como jos, universales y eternos. En ese sentido
la problematización que enmarca la posmodernidad en la que se encuentra nuestro presente es exigente
con sus enfoques y la actualidad de estos los caracteriza por su enriquecedora interdisciplinariedad y
contraste para albergar resultados funcionales y pragmáticos. Por ello, pareciera razonable que tratar
sobre la economía cultural de China, y extenderla hasta su relación bilateral con España, exige atender
no sólo al contexto geopolítico global, sino también a su idiosincrasia distintiva, ello es, la categoría de
“sinidad” que alcanza todas sus actuaciones y deliberaciones.
Para ello, es fundamental tener algunas cuestiones presentes: en primer lugar, que la herencia política
e ideológica del país asiático es aún digerida social y gubernamentalmente hacia algún lugar todavía
no alcanzado. Heredera de la Revolución republicana, del Movimiento de la Nueva Cultura y del
Movimiento del 4 de mayo, de 1912, 1915 y 1919, respectivamente; el partido comunista chino transita
hacia el sueño republicano de una “nueva democracia” frente a la “democracia liberal” sin lograr su
realización (Golden, 2019). Y por ello, no es infrecuente escuchar que la revolución socialista china
se encuentra todavía en activo. La cienticidad del marxismo persevera como losofía útil para el
desarrollo del país desde todas sus perspectivas y el legado maoísta de defender un progreso sin olvidar
la personalidad e identidad china recuerda que la máxima 中體西用 algo así como “sirviéndose de lo
Occidental [técnica y Ciencia, originalmente] fortalecer o mantener [el cuerpo] lo chino” es la clave
para entender correctamente la máxima dengista 一国两制, “un país dos sistemas”. Esa esencia que
todos los dirigentes chinos han continuado fortaleciendo desde un proteccionismo variable en relación
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a lo que signicaba para cada uno, prevale no sólo en todos ellos si no más importante, en la sociedad
y en el paradigma sínico en todas sus manifestaciones. La esencia china, paradójicamente, sigue siendo
reescrita. Los retos de la Nueva China no son pocos ni fáciles, pero su realización se construye desde
estas premisas.
Si se analiza el histórico de las relaciones chinas en su área regional es posible reconocer de qué manera
el proceso de sinización empezó en 1990 desde un punto de vista institucional y económico (Suehiro,
2017), pero también social y de identidad de su diáspora, puesto que la resinización desarrollada en las
últimas décadas en estos territorios ha permitido dejar atrás la intención expansionista del socialismo
chino para ser sustituido por nuevos atributos ideológicos y, principalmente, económicos e inversionistas
y mostrar la hibridación que la caracteriza (Hau, 2012). Una muestra de este interés geoestratégico es
posible valorarlo con la Tabla 1 que sigue donde analizando la participación en la EXPO anual CHINA-
ASEAN (CAEXPO), iniciativa creada en el 2000 para promover productos y servicios entre China y los
países de la Asociación de Naciones del Sureste asiático (ASEAN), se muestran las cifras comparativas
de empresas participantes chinas y pertenecientes a esta asociación, 10 en la actualidad, y los contratos
que surgieron de esos encuentros.
Tabla 1. Histórico CAEXPO 2014-2016.
CAEXPO
Participación
de empresas
Contratos completados
de empresas
(Unidad: 1 millón de USD)
Edición
anual
ASEAN 10 China
Empresas
extranjeras
Empresas
chinas
2004 626 1749 4968 5864
2005 696 2518 5290 6124
2006 837 2663 5850 6945
2007 1126 2274 6150 7651
2008 1154 2076 6364 8807
2009 1168 2726 6440 9054
2010 1178 3379 6690 9962
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CAEXPO
Participación
de empresas
Contratos completados
de empresas
(Unidad: 1 millón de USD)
Edición
anual
ASEAN 10 China
Empresas
extranjeras
Empresas
chinas
2011 1161 s.d 7420 11.316
2012 1264 3300 8204 12.708
2013 1294 s.d 9056 14.538
2014 1259 3341 9823 16.196
2015 1296 3304 s.d s.d
2016 s.d s.d s.d s.d
TOTAL 13.059 27.330 76.255 109.165
Fuente: elaboración propia a partir del estudio de Suehiro (2017).
Sería posible también tomar como muestra de estas tendencias, en la mayoría de sus aspectos, su
monumental proyecto conocido como “La iniciativa de la Franja y la Ruta” (一带一路), sin duda
legatario de estos propósitos. Es importante conocer que esta iniciativa se divide en una versión
terrestre, la Silk Road Economic Belt (SREB) y otra marítima Maritime Silk Road (MSR) y que cuenta con el
respaldo nanciero del nuevo creado Asian Infrastructure Investment Bank (AIIB). Por un lado, hay que
considerar que esta apuesta compromete a más de 60 países y a una población de 4’5 mil millones, pero
geoestratégicamente no se puede obviar que resulta clave para entender el concepto de sinización en el
siglo XXI. La implementación en su totalidad del proyecto reuniría una elevada cantidad de benecios
en la zona y para China. Son reunidos algunos de ellos en la siguiente Tabla 2.
Tabla 2. Benecios generales del Proyecto “Franja y Ruta”.
Fomento del comercio mundial 9’7%
Reducción del tiempo
de transporte de mercancías
12%
Benecio directo a la población
de la zona en pobreza extrema
7’2 millones
Benecio directo a la población
de la zona en pobreza moderada
32 millones
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Incremento
del crecimiento económico global
1 décima
Benecio intangible
Desarrollo sostenible
y mejora de la calidad de vida
de la población mundial
Fuente: elaboración propia a partir del estudio de Sierra (2019, 30).
En el marco europeo, la guía de las relaciones sino-europeas es el llamado EU-China 2020 Strategic Agenda
for Cooperation del 2013 y es destacable recordar que si bien empezaron desde un reconocimiento de la
asimetricidad de las mismas a favor de China, ello se sostuvo sobre la esperanza de situarlo en las cadenas
de valor de la economía mundial para conseguir con ello un pluralismo político y, denitiva, un cambio
en su régimen político de partido-Estado, considerándolo como un país en desarrollo (Esteban, 2019).
Nadie a fecha de hoy defendería esto último y al haberse convertido en el país que acumula el 20% de
la economía mundial, las críticas por mantener estas políticas son crecientes. Más aún si consideramos
que este favoritismo no ha conseguido, sino lo todo contrario, debilitar el régimen de partido-Estado.
Nuevamente por olvidar la máxima identitaria utilitarista que fundamenta la esencia sínica.
Por su parte, España mantiene una relación con China, comprometida con la dimensión europea,
de evidente socio estratégico debiendo esforzarse por aumentar los recursos en esta interacción,
fundamentando un conocimiento riguroso de su socio y luchando por equilibrar la asimétrica relación
que también sostiene (Esteban, 2018). Como actor esencial para la gobernanza global, China inquieta la
tendencia del orden mundial y nadie duda ya de que la está alterando, activa o pasivamente.
Alcanzado este punto es posible focalizar la atención en cuanto a lo cultural y poner fecha al fundamento
institucional de estas relaciones bilaterales con el convenio del 7 de abril de 1981. Destacando desde
entonces el aumento signicativo de la presencia cultural española en China y viceversa. La cooperación
educativa pareciera haber encontrado en las lenguas de cada país un atractivo e ilimitado potencial y
haciendo caso de los datos publicados por el Unesco Institute of Stadistics (2016) que sitúa al gigante asiático
en la cabecera de exportación cultural del mundo con 60 mil millones de dólares frente a los 15’5 mil
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millones en importación cultural, la balanza evidencia un consumo mayor, en relación a lo que el resto
del mundo consume de la cultura china, más que notable. El potencial, no obstante, de ambos países
en cultura queda patente al situar a China y a España como el segundo y el tercer país del mundo
con más Patrimonio de la Humanidad reconocido por la Unesco, pero esto no se encuentra a la par
con la bilateralidad entre ambas potencias y tanto a nivel artístico, editorial, literario, cinematográco,
audiovisual y, en general, todo el conjunto de sectores de la industria cultural, es todavía escaso. La Tabla
3 clarica este ranking comparativo.
Tabla 3. Balance de exportación e importaciones (en millones de USD) de bienes culturales globales de España y de China
continental, 2004-2013.
Período
EXPORTACIONES IMPORTACIONES
China España China España
2004 10.481’27 2.140’06 2.133’92 2.529’43
2005 12.843’9 2.050’12 2.360’97 2.755.18
2006 15.710’78 2.032’10 2.605’36 2.728’19
2007 18.557’43 2.200,72 3.498’65 3.358’32
2008 22.474’01 2.255’33 3.483’75 3.427’09
2009 18.166’76 1.917’08 3.255’35 2.280’85
2010 24.849’92 1.840’29 4.150’45 2.444’07
2011 37’712’34 2.252’49 4.716’45 2.401’7
2012 52.604’71 2.114’58 5.341’2 1.949’81
2013 60.110’68 2.027’74 5.840’68 1.858’29
TOTAL 273.511’8 20.830’51 37.386’68 25.462’93
Fuente: elaboración propia a partir del estudio de la UNESCO (2016).
Los elementos culturales en los procesos de negociación en China resultan útiles y un esquema analítico
(Castro, 2014) y su simplicación, pueden servir para facilitar su asimilación. Sin duda, los conictos de
interese que trascienden toda negociación pueden verse sensiblemente condicionados por la selección
de un buen intermediario (zhōngjiānrén, 中间人) y el formalismo chino en cuanto a los negocios descansa
desde su tradición confuciana en una gran importancia a la jerarquía (shèhuì děngjí, 社会等级). En ese
sentido las buenas relaciones entendidas como armonía social (rénjìhéxié, 人际和谐) es también un
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factor determinante. Pero quizás, su mentalidad holística (zhěngtǐguānniàn, 整体观念) es el factor más
determinante para entender reacciones y valoraciones; y tanto su tendencia al ahorro (jiéjiǎn,节俭), la
relevancia de la reputación (miànzi, 面子) y la constancia/resistencia (chīkǔnàiláo, 吃苦耐劳) sean también
claves. Con todo, la relación bilateral de la empresa cultural con China cuenta con mucha literatura
(Ordóñez, 2004; Bueno, Salmador, Li, 2006) para conocer los principales rasgos distintivos de su losofía
comercial y en nuestro presente actual resulta inusitado no sólo el no conocer sino la no aplicación tanto
del concepto de relación recíproca donde los favores y las obligaciones mutuas aseguran la durabilidad
de esta (guānxì, 关系); como del concepto que fortalece el vínculo afectivo de los socios participativos de
una relación, basado en la conanza y en un sólido sentimiento de círculo íntimo (rénqíng, 人情) y del
concepto de crédito personal vinculado a la integridad, credibilidad y nivel de conanza de una persona
(xìnyòng, 信用). No obstante, lo que en ocasiones no acaba de claricar la mayoría de esta literatura,
cosicando a la sociedad china, es que los principios prácticos de estas costumbres no son perdurables y
que, si atendemos a los cambios sustanciales de China, en ocasiones resultan estereotipados. Es importante
recordar que la estrategia popular y social de la práctica del guānxì, por ejemplo, es heredera de la escasez
de bienes y oportunidades que en los años sesenta y setenta el monopolio del partido-Estado indujo y que
los cambios trascendentes de la sociedad china del siglo XXI legitiman un declive en su uso más allá de
ámbitos rurales y localistas (Wank, 2004). Tanto el surgimiento como la estabilización de una economía
de mercado, aun con ese similar estructuralizado monopolio estatal, consigue que proliferen relaciones
comerciales por interés comercial abandonando sentimentalismos o vínculos de afecto. La rentabilidad
y el capital priorizan las relaciones y, por ello, el rendimiento de una gestión comercial prevalece sobre
otros valores.
El proceso de sinización es de gran importancia puesto que matiza y posibilita la asimilación correcta
del proceder chino y de la inquietud que se esconde tras su identidad. Huelga decir que alcanzando
cuestiones culturales que deben ser contextualizadas, así como desarrollos económicos y comerciales que
también comprende cuestiones ideológicas, tanto la sinización del marxismo maoísta como el eslogan
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dengista de “socialismo con características chinas” son el germen de la contemporaneidad china (Tian,
2019). Imposibilitando pasar por alto que la actualización del marxismo clásico a través de su sinización
dirigió la conducta nacional de China por, entre otros pilares, su particular desarrollo del concepto de
“dialéctica” (辩证法), con la participación gubernamental en la reforma económica se ha pivotado hacia
un neoliberalismo al modo chino donde la posibilidad de una “crítica dura” (痛砭) augura también una
sinización del concepto de neoliberalismo también. Con todo, su extensión a cuestiones culturales y al
mismo tratamiento de la cultura reorienta y personaliza no sólo su desarrollo y denición sino también
su tratamiento económico y gestión.
2. METODOLOGÍA
Alcanzado este punto es posible abandonar la perspectiva diacrónica para centrar otra sincrónica. La
metodología utilizada una vez hecha la introducción contextual son fuentes chinas y el planteamiento de
exposición son cuatro puntos.
Primeramente, se muestra un análisis de los cambios en la cultura china, desde una visión aperturista
que alcance la principal, la subcultura y la anticultura, que puede ser eciente. El trabajo de Zhang
(1997) sirve para enmarcar la tendencia cultural, a nales del siglo XX en China, en tres aspectos: la
cultura dominante basada en el poder político, germinal a partir del desarrollo de la sociedad china y
comprometida y reejo del desarrollo ideológico; una subcultura subordinada a la primera y de amplia
extensión y una anti-cultura de clara oposición a la primera y que alimentándose de la segunda se
convertiría en un sólido fenómeno social de la China contemporánea.
El marco de esta convivencia cultural es el contexto social de transición de una economía planicada
a otra de mercado. Esto ha producido en China una transformación y una reconstrucción cultural
singular y aunque tradicionalmente su cultura se ha catalogado en nacional y mundial, la clasicación
mencionada anteriormente es mucho más realista y práctica. En ese marco, la cultura dominante si bien
es reconocida como no estática debe entenderse como claramente heredera de ese marxismo adaptado
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y chino característico. En el período de la Revolución cultural los eslóganes contra el capitalismo del
tipo de Xìng wú miè (兴无灭资) pueden ser un buen ejemplo de esta y muestra del monólogo cultural
dominante. Pero cuando esta deja de ser la principal, aun conservando su nivel de dominante, su
convivencia con las demás resulta característica y, a su vez, su nuevo rango. Los cambios de desarrollo en
la sociedad china han posibilitado la diversidad social y con ello el desarrollo cultural y el orecimiento
de la subcultura afín a esta; sirviendo como recurso de impacto y enriqueciendo la estructura unitaria de
la dominante al descubrir nuevas metas y valores, nuevos comportamiento y alteraciones de la tradición.
Sin duda, ello es una muestra de la complejidad del desarrollo y cambio social que acontece a la China
actual. La brecha entre cultura y realidad es cubierta por la subjetividad de las personas y la subcultura
fuerza a la exibilidad y al dinamismo de la tradición cultural actuando de acelerador. Un papel relevante
jugó la cultura extranjera de ocio que la sociedad china consumió con apetito y serviría para estimular
esta subcultura de trasfondo, pero también la subcultura religiosa ha cambiado el panorama social chino
y no se ha librado de activas controversias con la tradición como sucedería en otros países como los
EEUU en la década de los sesenta a propósito del movimiento New Age o similares. Por su parte, la
anticultura, en ocasiones entendida como una cierta anti-ilustración, ha venido a extenderse en China
como un fenómeno de liberación y esperanza frente al encorsetamiento de la cultura dominante sin
perder de vista que nació en occidente en la década de los sesenta y que se haría conocida en China en
la década de los ochenta como puede comprobarse por los simposios de la Asociación de Investigación
de Cultura Contemporánea de Sichuan (四川当代文化研究会) en 1989. Rasgos destacados de la
aportación de la anticultura pueden encontrarse tanto en la vestimenta como en la música consumida
actualmente y como, a partir de la década de los noventa, fueron rasgos pioneros de un cambio social
de modernización que alcanza al presente actual. En denitiva, estas semillas de adaptación cultural son
muestra del pluralismo que ha debido coexistir con los comités de partido y con el denominador común
cultural chino por antonomasia: el nuevo confucianismo del siglo XXI.
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Por ello, en segundo lugar, es importante valorar que los cambios acontecidos auguran una nueva era
en la economía cultural y que en el caso de la versión china propone una expansión conceptual de esta
deniéndola como “economía del conocimiento de la cultura humana”. No resulta extraño encontrar
estos propósitos en trabajos como los de Fu (2007) donde de acuerdo con las normas de la OMC, expone
la necesidad de que China priorice el desarrollo y la gestión de su industria cultural desde plataformas
integrales abiertas y ajustables. Esto sirve para entender que el marco global del tratamiento cultural en
China va a priorizar unas perspectivas muy claras: por un lado, de globalización cultural, pero también
por otro de competencias culturales y, novedosamente, de equilibrio ecológico cultural. Todas ellas se
enfrentan a una cosmovisión y losofía cultural en claro proceso de revisionismo; y para todas ellas, la
aportación china será determinante. Resulta paradójico, y para los chinos lo es que, en el proceso de
globalización por implementar una estrategia cultural, la potencia china sea un país emergente, a pesar
de sus cinco mil años de historia; y que a pesar de esto último la inuencia de culturas extranjeras sea
considerada un elemento de erosión necesaria, aun así, para su propia madurez. En denitiva, el plan
gubernamental de China para hacer frente a la marea de la globalización cultural pasa por promover
una esencia étnica y cultivar una cultura avanzada y moderna, junto con la necesidad de activar un
mejor estatus internacional.
En tercer lugar, la orientación del valor del desarrollo de la industria cultural china ha resultado
sintomática del valor que se le ha conferido a la cultura cuanticando, especialmente, a su valor económico
(Xie, 2015). Esto es completamente novedoso frente a anteriores tendencias de claro rechazo de todo
cuanto recordara a lo antiguo y a lo clásico. No obstante, es importante no olvidar que se apadrinará
gubernamentalmente desde el deseo de que sirva para una guía de orientación de los valores centrales
del socialismo chino, integrando sus tradiciones más conservadoras y comprometidas con un desarrollo
humanístico de claro benecio social en un sentido confuciano. Por ello, y es una característica singular,
la raíz del desarrollo de la industria cultural en China se lleva a cabo con la intención de aunar tradición
y modernidad culturalmente. Básicamente compartiendo el juicio jaspersiano de que la naturaleza social
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se expresa en la herencia mientras que la historia se expresa en la tradición. La primera puede ser
alterada por el hombre del presente, pero la segunda es imperecedera. Y esta interpretación justica la
nueva hermenéutica cultural china de respeto e interés por su historia, otrora ni admirada ni tolerada.
Los valores centrales socialistas chinos han encontrado un espacio desde donde liderar una difusión de sus
valores, de manera que la expansión de la industria cultural en China, como lo sería en EEUU también,
se convierte en instrumento de estos principios no siendo esto, de entrada, unilateralmente negativo.
Especialmente cuando las propias estrategias del mercado cultural se encuentran comprometidas con
sus respectivas culturas y pudiendo extender esto a ideologías dominantes o todo lo contrario en función
de múltiples intereses. La tónica supremacista estadounidense cultural encuentra en China un rival
a respetar por mercado de consumo y por estrategia de instrumentalización. El denominado “libre
intercambio cultural” aparentemente neutro, por ejemplo, se produce sustancialmente en inglés y
ello no está exento de interés y de demarcación; frente a otras culturas marginales que son aceptadas
pasivamente, pero que cuenta con una caducidad más estrecha. La orientación cualitativa de la industria
cultural china es una noción de “humanización” que se ha convertido desde su tradición confuciana en
su elemento cultural de mayor exportación. Y ello es, entre otros motivos, porque encaja a la perfección
con los valores del nuevo socialismo chino y su estrategia por dejar sobre la mesa internacional un legado
genuinamente chino. Obviamente este atributo convertido en ideal es propio de todas las civilizaciones
matizando su interpretación, pero sin duda, va a estar presente en todo el desarrollo cultural nacional
chino y va a tratar de convertirse en su legado al mundo. En ese sentido, la gubernamentalización de la
industria cultural china diseña priorizar sus benecios sociales no tanto en rendimiento económico sino
de valores. Especialmente los anes a esa “humanización”.
Por último, con todo es posible resaltar los indicativos de la construcción de un carácter nacional chino
contemporáneo vinculado a la expansión de políticas gubernamentales asociadas a la cultura. Para
ellos la aplicación del teorema político de Coase, para cuyo estudio y comprensión el trabajo de Parisi
(2003) es muy práctico, en estudios concretos del caso chino son muy convenientes (Fan, 2016) porque
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sobre la base de que las personas tienden a buscar opciones óptimas en todos los aspectos de sus vidas
para maximizar el bienestar social permite enfocar el caso chino desde una perspectiva diferente.
En este marco, el carácter nacional evolucionaría endógenamente junto con el entorno institucional
determinado a su vez por los fundamentos económicos, políticos y geográcos. Pero Fan pone en el
tablero la noción de “personalidad” en el orden social, entre otros; y la generaliza en el sentido de
identidad comunal o carácter nacional. El caso chino es completamente paradigmático en tanto en
cuanto, preexiste una noción de personalidad constante, obviamente articial, pero continua, y tanto por
su extensión geográca como por su historia resulta singular y única en la historia del mundo. Por un
lado, tendríamos su longevidad nacional e histórica vinculada a la noción de imperio y de civilización,
pero por otro, el ideológico asociado a estos períodos constataría una sociedad caracterizada en una
sumisión social que complementaría un estado de derecho sobre el mantenimiento del orden social.
A lo largo de estos períodos no es constatable interés alguno ni preocupación por la unidad cultural ni
en ningún consenso moral ni ético porque el confucianismo nutriría de sentido todo el espacio social
y cultural. De manera que el ser chino entonces, se identicaba con ser confuciano, ello es, seguir sus
normas. El renamiento de la cultura confuciana permitió rediseñar la personalidad china a través de
su cultura y ello germinó como un nacionalismo conservador del orden y jerarquía social. No obstante,
los múltiple y diversos hechos que acontecen la historia de China, incluso su presente, subrayan la
reiteración por conservar el status quo del país. Y ello, sin duda, no es posible de ninguna manera sin
alimentar una idea de carácter nacional, de identidad nacional o de personalidad, en palabras de Fan,
aparentemente imperecedero.
3. RESULTADOS
La condición y característica aperturista de las políticas chinas empezaron por su economía, alcanzaron
a su sociedad y cuentan con unas dos décadas de inuencia en su cultura, y más concretamente, en
el desarrollo de esta y en su interpretación. Precisamente esta última es la que reúne mayor grado de
variación y adaptación.
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La contemporaneidad cultural china ha provocado un paisaje cultural donde la convivencia con
fenómenos y producciones culturales lejos de la simplicidad de una cultura dominante ha visto la
dispersión social de una subcultura y de una anticultura germinante. Y al igual que sucedería en otras
sociedades icónicas de un liberalismo económico y social, China ha tenido que digerir y adaptarse a esta
pluralidad caracterizada por una actitud controlada pero crítica en última instancia de la dirección del
progreso y de este mismo en sí.
Todo ello ha permitido el establecimiento de una industria cultural que ha propiciado una economía
cultural interesante para el régimen de partido-Estado chino, el cual ha modicado su actitud frente a
él, para sacarle rendimiento ideológico. Tanto su herencia cultural como sus tradiciones culturales se
han reinterpretado para aunar fuerzas entorno a la necesidad de servirse ellas como dinamizadoras de
una unidad nacional. Y el trasfondo de esta unidad nacional, entendida como personalidad china ha
dilatado un legado sínico reformulado la propia categoría de sinidad como identidad china contrastable
y contrastada.
Claramente comprometida con valores ideológicos que surgieron del marxismo chino, el socialismo
chino que se expande no esconde la necesidad y el compromiso de reformular estas inuencias políticas
extranjeras y extraer una versión china cualicada. De manera que sobre conceptos universales como el
de humanización, se fomenta una fórmula china que se sirve de su adaptación cultural para exportarse
como la solución en la convivencia global a la que nos dirigimos.
El cambio de paradigma cultural universal que propone la experiencia sincrética cultural china descansa
en su experiencia por sinizar todo lo recibido de fuera, iniciada con las políticas maoístas más afortunadas,
continuada por las denguistas y tomadas como válidas por los dirigentes posteriores hasta Xi Jinping.
No obstante, no habría que confundir la apelación a un universal como una defensa contra la
heterogeneidad. Todo lo contrario. La propuesta china fundamenta la supervivencia de las particularidades
y por ello, y especialmente en el caso chino, es imprescindible en cuanto a lo comercial y económico,
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pero también cultural, no perder de vista el valor de sus peculiaridades: zhōngjiānrén, shèhuì děngjí,
zhěngtǐguānniàn, jiéjiǎn, miànzi y/o chīkǔnàiláo; debiendo actualizar al siglo XXI la aplicación del
guānxì, el rénqíng y/o el xìnyòng.
4. CONCLUSIONES
Desde 2005, el vínculo entre China y España es considerado un patrimonio, como maniobra compartida
con otros países y calicada de estrategia global, valorado bilateralmente como Asociación estratégica
Integral”. No obstante, la relación bilateral económica de la cultural de China y España, presuntamente,
no obvia los intereses chinos y la asimetricidad de ambas no esconde el utilitarismo que trasciende la
aplicación de la sinidad en el desarrollo económico del desarrollo de la cultura en China. El propio
ensanchamiento de la sinidad no esconde sus pilares principales siendo estos claramente los de la
superviviencia no de un marxismo clásico sino de su moderna interpretación china.
Coincidiendo en que la orientación correcta del desarrollo de la industria cultural es un requisito de
cualquier pretensión de modernización, la máxima china es la de instrumentalizar los valores centrales
del socialismo chino para servirse de ellos como orientación de los valores de la industria cultural china.
En ese propósito la herencia cultural tradicional ya no es un obstáculo, sino que se sitúa en el mismo
nivel que los valores ideológicos que propugnan. En denitiva, se trata de una inversión en el desarrollo
cultural a través de una industria que la rentabilice y la guíe para extraer de ella apoyo en “la construcción
de un socialismo con características chinas” (中国特色社会主义建设的伟大事业中). Este aforismo es
determinante en la relación bilateral económica de la cultura entre China y España.
El paradigma para la diplomacia cultural no escapa a las necesidades de su adaptación en el complejo
contexto actual de la globalización (Álvarez, 2019) y su objetivo es, sin duda, sensibilizarse al rol de
la cultura y su industria. Sin duda es reconocida como una apuesta estratégica de los gobiernos para
alcanzar un mejor posicionamiento en una comunidad internacional multilateral, pero también es un
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recurso para el entendimiento y la comunicación entre los estados. Buena prueba de ello en el caso
bilateral de China y España son los Institutos Cervantes y los Centros Confucio.
Y si bien los datos más recientes de la relación comercial relacionada con los bienes culturales europeos
determinan que Suiza, Reino Unido y los EEUU representan más de la mitad de todo el montante
de exportación (Domżalska, 2019), entre el período del 2013 al 2018 aumentaron, resulta destacable
mencionar que China continental pasó del séptimo al sexto consumidor. Los datos de importación son
notablemente diferentes, reconociendo a China en el principal origen de las importaciones de bienes
culturales europeos tanto en 2013, Tabla 4, como en 2018, Tabla 5.
Tabla 4. Principales importadores de bienes culturales europeos 2013.
Fuente: elaboración propia a partir del estudio de Domżalska (2019).
Tabla 5. Principales importadores de bienes culturales europeos 2018.
Fuente: elaboración propia a partir del estudio de Domżalska (2019).
El siglo XXI y las dinámicas de globalización amparadas por la creciente
migración supra continental han exigido una nueva valoración de la
diplomacia cultural desde donde se nutren las identidades nacionales. China,
en este cambio, protagoniza una ofensiva muy sólida, por potencial y por
estrategia; pero España, desempeñando un papel insustituible en la portavocía
de su lengua y la cultura hispana, también cuenta con potencial y su estrategia
no debería quedar descuidada. Y si bien el liderazgo chino en innovación es
un hecho (Blanco, 2019), España no debería de desatender la cultura y toda
su industria para facilitar más distanciamiento del que hay en la actualidad.
Posiblemente, los desafíos que el gobierno chino necesita afrontar para
consolidar a su país en innovación sean más accesibles que los relacionados
con la cultura.
27%
19,80%
18,80%
12%
4,80%
17,60%
0% 5% 10% 15% 20% 25% 30%
China
Reino Unido
Suiza
EEUU
Tailandia
Resto
2013
26%
15,30%
21,80%
12%
5,10%
20,20%
0% 5% 10% 15% 20% 25% 30%
China
Reino Unido
Suiza
EEUU
Japón
Resto
2018
Fuente: elaboración propia a partir del estudio de Domżalska (2019).
Tabla 5. Principales importadores de bienes culturales europeos 2018.
Fuente: elaboración propia a partir del estudio de Domżalska (2019).
Tabla 5. Principales importadores de bienes culturales europeos 2018.
Fuente: elaboración propia a partir del estudio de Domżalska (2019).
El siglo XXI y las dinámicas de globalización amparadas por la creciente
migración supra continental han exigido una nueva valoración de la
diplomacia cultural desde donde se nutren las identidades nacionales. China,
en este cambio, protagoniza una ofensiva muy sólida, por potencial y por
estrategia; pero España, desempeñando un papel insustituible en la portavocía
de su lengua y la cultura hispana, también cuenta con potencial y su estrategia
no debería quedar descuidada. Y si bien el liderazgo chino en innovación es
un hecho (Blanco, 2019), España no debería de desatender la cultura y toda
su industria para facilitar más distanciamiento del que hay en la actualidad.
Posiblemente, los desafíos que el gobierno chino necesita afrontar para
consolidar a su país en innovación sean más accesibles que los relacionados
con la cultura.
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Reino Unido
Suiza
EEUU
Tailandia
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20,20%
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Reino Unido
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Fuente: elaboración propia a partir del estudio de Domżalska (2019).
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El siglo XXI y las dinámicas de globalización amparadas por la creciente migración supra continental
han exigido una nueva valoración de la diplomacia cultural desde donde se nutren las identidades
nacionales. China, en este cambio, protagoniza una ofensiva muy sólida, por potencial y por estrategia;
pero España, desempeñando un papel insustituible en la portavocía de su lengua y la cultura hispana,
también cuenta con potencial y su estrategia no debería quedar descuidada. Y si bien el liderazgo
chino en innovación es un hecho (Blanco, 2019), España no debería de desatender la cultura y toda su
industria para facilitar más distanciamiento del que hay en la actualidad. Posiblemente, los desafíos que
el gobierno chino necesita afrontar para consolidar a su país en innovación sean más accesibles que los
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