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3C Empresa. Investigación y pensamiento crítico. ISSN: 2254-3376
Primeramente, tenemos el concepto de evaluación, que de acuerdo a la ANUIES la dene como
“un proceso continuo, integral y participativo que permite identicar una determinada circunstancia
educativa, analizarla y explicarla mediante información relevante”. Aquí, es importante señalar que
lo que se pretende con la evaluación de una institución o programa educativo es el mejoramiento
de sus condiciones.
Por otro lado, está la acreditación, que se considera como “el reconocimiento público que hace
una organización acreditadora no gubernamental y reconocida formalmente por el Consejo para la
Acreditación de la Educación Superior (COPAES), en el sentido de que el programa cumple con ciertos
principios, criterios, indicadores y estándares de calidad en su estructura, así como en su organización,
funcionamiento, insumos y procesos de enseñanza, servicios y resultados” (COPAES, 2001).
La certicación es el acto mediante el cual se hace constar que una persona posee los conocimientos,
habilidades, destrezas y actitudes exigidos para el ejercicio de las funciones de docencia, investigación y
difusión, de conformidad con el perl denido para el ejercicio profesional del área (ANFECA, 2003).
Y nalizamos con el concepto de calidad, la cual posee múltiples dimensiones, visiones e
interpretaciones. Pero el problema no consiste en buscar una nueva denición de calidad, pues ya
existen muchas en la literatura actual, sino determinar aquella que más se apega a lo que pensamos
trabajar en el siguiente texto. Entonces, la calidad educativa hace referencia a los indicadores que
miden el grado del logro del perl, competencias y los objetivos educacionales del nivel o programa
que se estudia, considerando la infraestructura, la tecnología necesaria, los servicios, etc.
De los conceptos anteriores, y tratando de interrelacionarlos para precisar la temática que nos
concierne, podemos mencionar que cualquier entidad puede ser evaluada, pero los objetos básicos
de valoración son “los programas, las instituciones, los sistemas educativos e incluso las políticas”.
Ahora bien, dentro del ámbito propiamente educativo se evalúan “las instituciones educativas,
los programas académicos, los docentes, los servicios, los proyectos, el aprendizaje, el curriculum,