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Ed. 35. Vol.7 Nº 3. Agosto-Noviembre 2018
DOI: http://dx.doi.org/10.17993/3cemp.2018.070335.28-43/
1. INTRODUCCIÓN
La globalización ha permitido que la información y comunicación uyan en forma vertiginosa en los
últimos años a través de los distintos medios de índole digital. La tecnología avanza, y con ella nuevas
y mejores implementaciones al servicio del sector público como del sector privado cambiando la
forma de hacer negocios, de gestionar el conocimiento, de emprender y desarrollar la presencia de
las empresas e instituciones en el siglo XXI, de tal forma que “en la era de la tecnología se visualiza
que el empleado debe estar familiarizado con el uso de herramientas necesarias que inuyen en sus
ámbitos laborales” (Jiménez, Acosta, y Salas, 2017, p. 64). Por tanto, es vital conocer los aspectos
claves del ecosistema digital y como a través de ellos las organizaciones convergen en un estado de
alta competitividad gracias al aprovechamiento de los recursos disponibles dentro de una red de
naturaleza abierta. La globalización y la disrupción tecnológica han provocado una evolución en
las empresas, generando ciudades inteligentes, potenciando acceso a educación, nuevos empleos,
inclusión nanciera, entre muchos otros benecios de la economía digital que involucran todos los
sectores de la sociedad.
Las revoluciones por las que ha atravesado la sociedad trajeron nuevas formas de organización,
en un primer periodo pasó a la mecanización de sus procesos entre 1760 y 1830 (agua y vapor),
el segundo período en 1850 permitió la producción en masa y apareció la electricidad, el tercer
período está lleno de innovaciones de índole tecnológico, comunicación e información y ésta se
logra nalizando el siglo XX. Schwab (2016), indica que aparece en escena un nuevo período que
lleva a la sociedad a la automatización total de la producción denominándola Cuarta Revolución
o Revolución 4.00, en la que se plantea que exista una total independencia de la mano de obra
humana, estableciendo una fusión de tecnologías, transistores, internet, teléfonos inteligentes,
computadoras personales, big data, internet de las cosas, inteligencia articial, entre otros. De tal
forma, las naciones principalmente latinoamericanas deben adaptarse para que se reejen de forma
óptima las habilidades y características de los participantes de estos nuevos mercados digitales y
generar un marco regulatorio para su desempeño en la economía digital.
En este contexto, es inevitable que se generen brechas digitales que es necesario cubrir para que esta
economía funcione de forma sistemática ya que para Guzmán, Muñoz, Álvarez y Velázquez (2014)
en este proceso actúan la escuela, el gobierno y la empresa de conjuntamente para cubrir las brechas
creando espacios de aprendizaje y facilitación de contenidos, así como la accesibilidad a equipos,
esto contemplando un visión social, económica e incluyente que cubra a todos los participantes de
la sociedad.