Mª Carmen Segura Cuenca y Enrique Conejero Paz
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Área de Innovación y Desarrollo, S.L.
ISSN: 2254 3376
DOI: http://dx.doi.org/10.17993/3cemp.2016.050428.58-74
POLÍTICAS DE ENVEJECIMIENTO: ¿UN
DILEMA SIN RESOLVER?
AGING POLICIES: AN UNRESOLVED DILEMA?
Mª Carmen Segura Cuenca
Enrique Conejero Paz
1. Personal investigador. Dto. Psicología de la Salud. Universidad Miguel Hernández de
Elche. E-mail: maria.segurac@umh.es
2. Profesor de Ciencias Políticas y de la Administración. Dto. Ciencias Sociales y
Humanas. Universidad Miguel Hernández de Elche. E-mail: ecp@umh.es
Citación sugerida:
Segura Cuenca, M.C. y Conejero Paz, E. (2016). Políticas de envejecimiento: ¿un dilema sin resolver?.
3C Empresa, investigación y pensamiento crítico, 5(4), 58-74. DOI:
<http://dx.doi.org/10.17993/3cemp.2016.050327.58-74/>.
Recepción: 14/07/2016
Aceptación: 18/11/2016
Publicación: 24/11/2016
Mª Carmen Segura Cuenca y Enrique Conejero Paz
POLÍTICAS DE ENVEJECIMIENTO: ¿UN DILEMA SIN RESOL
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DOI: http://dx.doi.org/10.17993/3cemp.2016.050428.58-74
RESUMEN
El rápido envejecimiento de la población y el constante aumento de la longevidad humana,
representan una de las mayores transformaciones sociales, culturales, económicas y
políticas de nuestra época, especialmente en los países desarrollados (Neugarten, 1999), y
como consecuencia de esto, el envejecimiento de la población se ha convertido en uno de
los desafíos más importantes de las sociedades modernas. Como bien plantea Juarez (1997)
“el envejecimiento de la población constituye un fenómeno sociopolítico nuevo que
preocupa a las sociedades desarrolladas”.
Por este motivo, se hace necesario el diseño de iniciativas políticas capaces de dar
respuesta a las diferentes demandas sociales pero que a su vez salvaguarden los derechos
de las personas de edad centrando sus acciones en el concepto de Envejecimiento Activo.
Las personas mayores representan un capital social muy importante y un pilar fundamental
de nuestras sociedades desarrolladas. Y no se puede obviar la relevancia que adquiere el
mantenimiento de la protección social, porque como afirma Lorenzo, J. y Fontan, L. (2004)
una pasividad de los gobiernos frente al cambio podría suponer el derrumbe del estado de
bienestar. En lo económico cambian las relaciones entre el ahorro, las inversiones y el
consumo, se modifican los mercados de trabajo y se impone un redimensionamiento de las
pensiones y las transferencias intergeneracionales (Kornblit, Camarotti & Güelman, 2015). Y
en este sentido, el presente trabajo, aspira a profundizar en el debate sobre el
envejecimiento en España, desde una perspectiva política y social. Para lo cual, se aporta
una visión amplia sobre el marco teórico del envejecimiento, a través de un resumen del
contexto normativo, político y social de este, y la importancia de “la idea de que la persona
humana debe ser el centro necesario del pensamiento político y social” (Bastos, 2006).
ABSTRACT
The rapid aging of the population and the steady increase in human longevity, represent
one of the greatest social, cultural, economic and political of our time, especially in
developed countries (Neugarten, 1999) transformations, and as a result, the population
aging has become one of the most important challenges of modern societies. As Juarez
(1997) stated "the aging population constitutes a new socio-political phenomenon that
worries the developed societies".
For this reason, the emergence of political initiatives capable of responding to different
social demands but which in turn safeguard the rights of older people focusing their actions
on the concept of Active Ageing necessary. Older people represent an important capital and
a fundamental pillar of our developed societies. And you cannot ignore the relevance
acquires the maintenance of social protection, because as Lorenzo (2004) states passivity of
governments towards change could mean the collapse of the welfare state. Change in
economic relations between savings, investment and consumption, labor markets are
modified and downsizing of pensions and intergenerational transfers (Kornblit, Camarotti &
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Guelman, 2015) is imposed. And in this sense, the present research, aims to deepen the
debate on aging in Spain, from a political and social perspective. For that, a broad view of
the theoretical framework of aging is provided through a summary of the regulatory,
political and social context of this, and the importance of "the idea that the human person
must be the necessary center of thought political and social "(Bastos, 2006).
PALABRAS CLAVE
Envejecimiento activo, política social, economía, bienestar, jubilación.
KEYWORDS
Active aging, social policy, economy, welfare, retirement.
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1. MARCO NORMATIVO, POLÍTICO Y SOCIAL DEL
ENVEJECIMIENTO
El envejecimiento de la población mundial se ha convertido en un fenómeno global, y por
tanto su abordaje y estudio necesitan también de actuaciones y políticas globales que den
una respuesta efectiva a este nuevo reto social. No fue hasta 1948 cuando se plantea que
las políticas de protección de las personas de edad avanzada han de ser diseñadas a nivel
mundial. En ese año, la Asamblea General de la ONU comenzó a desarrollar una serie de
medidas dirigidas a la población mayor a raíz de la presentación por parte de Argentina de
un proyecto denominado “Declaración de los Derechos de la Ancianidad”.
Lamentablemente nunca llegó a convertirse en documento oficial. Posteriormente, en
1969, se produjo otro intento de institucionalizar los derechos de los mayores, siendo Malta
quien solicitó a la Asamblea General de la ONU que incluyera en su programa un tema
titulado “Cuestión de las personas de edad y de los ancianos”, pero tampoco en esta
segunda ocasión se llegó a materializar un documento marco con propuestas concretas.
No fue hasta 1978 cuando la ONU aprobó la realización de una Asamblea Mundial sobre
Envejecimiento celebrándose definitivamente en Viena en 1982 la I Asamblea Mundial
Sobre Envejecimiento y donde emerge el primer Plan de Acción Internacional -PAI (1982)-,
también llamado “Plan de Viena” y que serviría de guía del pensamiento político y científico
de un gran número de países que se marcaron como objetivos el alcanzar el mayor
bienestar posible entre la población adulta mayor
1
.
El PAI (1982) incluía análisis, proyecciones, programas, recomendaciones y políticas de
aplicación internacional, regional y nacional, fomentando la investigación científica
especialmente en los países desarrollados a través de la creación de Centros de
Investigación Gerontológica y una serie de iniciativas que iban desde desarrollos legislativos
e ingeniería institucional hasta la dimensión educativa y cultural. Entre las
recomendaciones generales del PAI, destaca, en relación al tema que nos ocupa, el especial
énfasis realizado sobre el fomento de un papel más activo de los mayores en la sociedad y
su participación en la toma de decisiones tanto a nivel social como político. Además, el PAI
planteaba por primera vez que se abandonasen los viejos estereotipos negativos asociados
al envejecimiento, fomentando que se empezase a adoptar un concepto positivo de la vejez
orientado al desarrollo, e incluyendo recomendaciones específicas en las áreas de salud y
nutrición, vivienda y medio ambiente, familia, bienestar social, seguridad y empleo y
educación.
1
El PAI en su Prólogo animaba a los países a que lo consideran “como parte integrante de las
principales estrategias y programas internacionales, regionales y nacionales formulados en respuesta
a importantes problemas y necesidades de carácter mundial. Sus metas principales son fortalecer la
capacidad de los países para abordar de manera efectiva el envejecimiento de su población y
atender a las preocupaciones y necesidades especiales de las personas de s edad, y fomentar una
respuesta internacional adecuada a los problemas del envejecimiento mediante medidas para el
establecimiento del nuevo orden económico internacional y el aumento de las actividades
internacionales de cooperación técnica, en particular entre los propios países en desarrollo.
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A pesar de estas recomendaciones, la mayoría de países europeos enfocaron sus políticas
de vejez fundamentalmente desde una perspectiva asistencial, lo que contribuyó a una
visión continuista en los estereotipos sobre la vejez. La ONU no disponía de ningún
organismo que pudiera dedicar completamente su atención a supervisar sus
recomendaciones y se asignó esta tarea al “Centro de Desarrollo Social y Asuntos
Humanitarios”, que se ocupó de muchos otros asuntos y no tenía dedicación exclusiva para
el seguimiento de su propio PAI sobre el envejecimiento.
Posteriormente, en 1992, con motivo de la celebración del décimo aniversario de la
adopción del Plan de Acción Internacional de Viena, la ONU adopta la “Proclamación sobre
el Envejecimiento”
2
, en la que los países se comprometían a apoyar las iniciativas
nacionales orientándose, por un lado, hacia las mujeres mayores para que recibiesen el
apoyo necesario teniendo en cuenta las grandes contribuciones que han realizado y que
han sido infravaloradas durante mucho tiempo, y por otro, hacia los hombres de edad
avanzada, alentándoles a ampliar habilidades sociales, culturales y afectivas que no
pudieron desarrollar durante los años anteriores a esta etapa. También se proporcionaba la
orientación y formación necesaria para el cuidado básico en los hogares de las personas
mayores.
En 1994 tiene lugar en el Cairo la Convención Internacional sobre Población y Desarrollo”,
en la cual, se abordan las consecuencias económicas y sociales del envejecimiento
poblacional como un problema, pero también como una oportunidad instando a
reconsiderar las políticas a la luz del principio de que la población de personas de edad
constituye un componente valioso e importante de los recursos humanos que dispone una
sociedad. Se destaca el apoyo a aquellas personas de edad en situación de vulnerabilidad
así como a aquellas con necesidades de apoyo a largo plazo. Los objetivos que se
plantearon en dicha convención fueron:
- aumentar, mediante mecanismos adecuados, la autonomía de las personas de
edad así como crear condiciones que mejoren su calidad de vida y les permitan
trabajar y vivir de forma independiente en sus propias comunidades tanto
tiempo como puedan o deseen,
- establecer sistemas de atención de salud y sistemas de seguridad económica y
social para las personas de edad, prestando especial atención a las necesidades
de las mujeres y
- establecer un sistema de apoyo social tanto en el ámbito oficial como no oficial
que contribuya a aumentar la capacidad de las familias para hacerse cargo de
las personas de edad.
2
Véase en http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/RES/47/5
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Se destaca la importancia de la solidaridad inter e intra-generacional y el apoyo a las
personas mayores mediante la protección y promoción de las familias de varias
generaciones y la prestación de apoyo y servicios a largo plazo. También se enfatiza la
necesidad de aumentar la capacidad de las personas de edad para valerse por mismas y
continuar participando en la sociedad debiendo garantizarse las condiciones para que
puedan llevar una vida independiente, saludable y productiva y hacer uso de las aptitudes y
facultades adquiridas a lo largo de su vida en beneficio de la sociedad. La necesidad de
reconocer y promover la valiosa contribución de las personas de edad a la familia y a la
sociedad, especialmente su función de voluntarios y cuidadores y de articular
organizaciones no gubernamentales y en el sector privado en aras de fortalecer los
sistemas de apoyo y seguridad así como eliminar todas las formas de violencia y
discriminación fue otro de los grandes objetivos que se marcaron en dicha Convención.
Posteriormente, en 1995 en Copenhague tiene lugar una Cumbre Mundial sobre Desarrollo
Social en la que se aborda de nuevo la problemática de los adultos mayores,
estableciéndose los objetivos de:
- reconocimiento y respeto de la contribución de las personas de todas las
edades para la construcción de una sociedad armoniosa;
- el fomento del diálogo entre generaciones;
- la protección de las personas mayores;
- el fortalecimiento de los sistemas de apoyo a las familias;
- la mejora social de aquellas personas que carecen de familia;
- el acceso a los servicios sociales y la seguridad social y
- el favorecimiento de medidas de apoyo para evitar la pobreza en este sector
poblacional.
Como se pude observar, a lo largo de las diferentes Cumbres y Conferencias mundiales se
insta a que las políticas en relación a la vejez se desarrollen sobre la firme creencia de la
enorme importancia que tienen los mayores en nuestro desarrollo como sociedad. Tal y
como afirman Belando y Scarlet, las políticas de vejez deben partir del hecho de que las
personas mayores constituyen un grupo de población que tiene mucho que ofrecer a la
sociedad y sólo desde un acercamiento real y profundo a su realidad se podrán elaborar
políticas eficaces que disminuirán notablemente los costes actuales y beneficiarán directa e
indirectamente al resto de la población” (Belando y Scarlet, 1997: 203).
Veinte años después de la I Asamblea Mundial sobre Envejecimiento, en 2002, se celebró
en Madrid la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento que intentó evaluar el trabajo
realizado en las dos últimas décadas y actualizar el PAI. Se adoptaron dos documentos
clave: una Declaración Política y Plan de Acción Internacional 2002 (PAI 2002) de Madrid
sobre el Envejecimiento.
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El PAI 2002 hacía referencia a la necesidad de cambios en las actitudes, las políticas y las
prácticas a todos los niveles y en todos los sectores, para delimitar las posibilidades que
brinda el envejecimiento del s. XXI. Se marcó como objetivo globalizar un envejecimiento
seguro y digno y que los mayores pudiesen seguir participando en sus respectivas
sociedades como ciudadanos con plenos derechos. Se ofrecía así un instrumento práctico
para ayudar a los encargados de la formulación de políticas a considerar las prioridades
básicas asociadas al envejecimiento pero también asociadas a las poblaciones. En esta
línea, el PAI 2002 planteó los siguientes temas centrales
3
:
- La plena realización de todos los derechos humanos y libertades
fundamentales;
- El envejecimiento de las personas mayores haciendo posible su continuidad en
la participación de la vida económica, política y social de sus sociedades, incluso
mediante trabajo remunerado o voluntario;
- Las oportunidades de desarrollo, realización personal y bienestar del individuo
en todo el curso de su vida, incluso a una edad avanzada, por ejemplo,
mediante la posibilidad de acceso al aprendizaje durante toda la vida y la
participación en la comunidad, al tiempo que se reconoce que las personas de
edad no constituyen un grupo homogéneo;
- La garantía de los derechos económicos, sociales y culturales de las personas de
edad, así como de sus derechos civiles y políticos, y la eliminación de todas la
formas de violencia y discriminación contra las personas de edad;
- El compromiso de reafirmar la igualdad de los sexos en las personas mayores,
entre otras cosas, mediante la eliminación de la discriminación por motivos de
sexo;
- El reconocimiento de la importancia decisiva que tienen para el desarrollo
social las familias y la interdependencia, la solidaridad y la reciprocidad entre
las generaciones;
- La atención a la salud, el apoyo y la protección social de las personas de edad,
incluidos los cuidados de la salud preventivos y de rehabilitación;
- La promoción de una asociación entre el gobierno, a todos los niveles, la
sociedad civil, el sector privado y las propias personas de edad en el proceso de
transformar el Plan de Acción en medidas prácticas;
- La utilización de las investigaciones y los conocimientos científicos y el
aprovechamiento del potencial de la tecnología para considerar, entre otras
cosas, las consecuencias individuales, sociales y sanitarias del envejecimiento,
en particular en los países en desarrollo;
3
Informe de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, Madrid, del 8 al 12 de abril de
2002. A/Conf.197/9.
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- El reconocimiento de la situación de las personas de edad pertenecientes a
poblaciones indígenas, sus circunstancias singulares y la necesidad de encontrar
medios de que tengan una voz eficaz en las decisiones que les afectan
directamente.
El PAI 2002 hizo además de una serie de recomendaciones sobre tres temas prioritarios: las
personas mayores y el desarrollo, el fomento de la salud y el bienestar en la vejez y la
creación de un entorno propicio y favorable para ellos
4
.
En el ámbito específico europeo se llevan también a cabo importantes acciones dirigidas al
colectivo de personas mayores como son, entre otras,
- la creación de “Sistemas de protección social”, diseñados para proporcionar
protección contra los riesgos y las necesidades asociadas a la exclusión social y
el envejecimiento entre otros,
- La propuesta de “Entornos Amigables con las personas mayores” realizado éste
conjuntamente con la OMS, un esfuerzo internacional para abordar los
factores ambientales y sociales que contribuyen a un envejecimiento activo y
saludable. El programa “Entornos Amigables con las personas mayores” brinda
apoyo a ciudades y comunidades para que vayan adaptándose a las personas
mayores, abordando ocho dimensiones de sus necesidades como son: el
entorno construido, los transportes, la vivienda, la participación social, el
respeto y la integración social, la participación cívica y el empleo, las
comunicaciones y los servicios de apoyo comunitario y de salud.
- La creación en el año 2000 de la “Asociación Europea para la Innovación sobre
un Envejecimiento activo y saludable” (EIP), la cual se planteó como objetivo
hasta el año 2020, aumentar en dos años la esperanza de vida en buena salud
de los europeos, mediante sistemas de asistencia sanitaria y social sostenibles y
eficaces a largo plazo, pero también a través del aumento de competitividad en
la industria.
La “Estrategia Europa 2000” conocida como Estrategia de Lisboa, Agenda de Lisboa o
Proceso de Lisboa. Se trata esta última de un plan de desarrollo de la Unión Europea (UE)
cuyo objetivo fue convertir la economía de la UE en la más competitiva del mundo para el
2010, basándose en el conocimiento y el empleo. Un año más tarde la estrategia se amplió
con una dimensión de desarrollo sostenible y en enero de 2004, se fijaron nuevas
prioridades a reforzar entre las que destacan mejorar la inversión en redes y en
conocimiento, reforzar la competitividad de la industria y de los servicios y promover la
prolongación de la vida activa.
4
El entonces Secretario General de la ONU Kofi Anan, instó en la apertura a los 189 países
convocados a construir “una sociedad apropiada para todas las personas de todas las edades” y
destacó que “definitivamente, el envejecimiento ya no es sólo un problema del primer mundo. Lo
que era de importancia secundaria en el siglo XX lleva camino de convertirse en tema dominante en
el siglo XXI”.
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2. MATERIALES Y MÉTODOS
En nuestro país, en la Constitución Española de 1978, según su art. 50 se hace referencia a
los derechos de los mayores, y en concreto al derecho a una pensión y servicios como
salud, vivienda, cultura y ocio
5
. Sin embargo, no encontramos un plan como tal sobre la
política a seguir en materia de envejecimiento. No fue hasta 1988 que se aprueba el “Plan
Gerontológico Nacional”, con el propósito de configurar una política social integral a favor
de las personas mayores (Belando y Scarlet, 1997: 205). Este Plan se desarrolló atendiendo
al anteriormente citado artículo 50 de nuestra Constitución, así como a las directrices
marcadas por las dos Asambleas Mundiales del Envejecimiento. Podemos afirmar que dicho
Plan es un referente en política social integral para las personas mayores, y que ha marcado
un cambio cualitativo muy importante en los principios ideológicos y filosóficos que marcan
las políticas sociales de atención dirigidas a este colectivo, así como en el destino de
recursos y realización de programas específicos para la tercera edad. En él se concretan las
cinco áreas de intervención con las personas de edad avanzada:
I. Pensiones
II. Salud y asistencia sanitaria
III. Servicios sociales
IV. Cultura y ocio
V. Participación
Sobre dichas áreas se proyectan las líneas de actuación que deben seguirse así como los
objetivos y medidas a adoptar con la población mayor. En concreto, los objetivos que se
plantean son (Belando y Scarlet, 1997: 205 y 206):
- Desarrollar el sistema de prestaciones no contributivas dirigidas a los mayores
de sesenta y cinco años con insuficientes recursos económicos y ofrecer un
complemento de pensión a los mayores de ochenta años que han perdido
autonomía personal.
- Mejorar las pensiones mínimas y el resto de las pensiones contributivas,
garantizando su revalorización automática según el IPC.
- Promover la salud de los mayores y mejorar su bienestar físico, psíquico y
social.
- Garantizar, en el marco general del Sistema Nacional de Salud, la prevención y
asistencia al anciano mediante una adecuada atención primaria y hospitalaria.
5
Los poderes blicos garantizarán, mediante las pensiones adecuadas y periódicamente
actualizadas, la suficiencia económica de los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo
promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales y atenderán sus problemas
específicos de salud, vivienda, cultura y ocio”.
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- Lograr el acercamiento de los servicios socio-sanitarios a los mayores, dentro
de un marco sectorial. Para ello, se diseñará un mapa de áreas en el que se
integren y coordinen los referidos servicios.
- Fortalecer las estructuras administrativas para el desarrollo, coordinación y
distribución equitativa de recursos, así como para garantizar el estudio, la
investigación y la formación permanentes sobre temas relacionados con el
envejecimiento y con la vejez.
- Ofrecer unos servicios sociales idóneos para dar respuesta a las necesidades de
las personas mayores, potenciando, sobre todo, el desarrollo de aquéllos que
propician su autonomía personal, la permanencia en el domicilio y la
convivencia en su entorno habitual de la vida.
- Incrementar en la sociedad el conocimiento del hecho social del envejecimiento
de la población y las características psicosociales de los mayores, el aprecio y
reconocimiento de todos hacia los valores y patrimonio cultural de las personas
que han alcanzado una edad avanzada, así como la participación y
corresponsabilidad de las mismas en el desarrollo de la política social.
- Facilitar el acceso de las personas mayores a los bienes culturales y fomentar
entre ellas el empleo creativo del ocio y del tiempo libre, para mejorar su
calidad de vida y su capacidad de sentirse útiles.
- Extender el concepto de participación democrática, de manera que la sociedad
integre de hecho a las personas mayores y éstas se incorporen a todas las
actividades de la vida social.
Posteriormente, y con el fin de atender las nuevas demandas y necesidades de los mayores,
en 1992 se comenzó una actualización del Plan Gerontológico Nacional inspirándose en los
principios de Dignidad, independencia, autorrealización, participación, cuidados
asistenciales y cooperación
6
, y que se marcó como horizonte el año 2000. Las principales
razones que condujeron a la realización de este Plan fueron:
- El nuevo panorama en la organización de las Administraciones Públicas de
nuestro país,
- la nueva realidad cambiante así como los retos que surgen respecto a este
colectivo de personas mayores, y
- las recomendaciones del Plan Internacional de Acción, fruto de las diferentes
recomendaciones y conclusiones de las diversas Cumbres y Asambleas de
envejecimiento celebradas hasta el momento.
6
Véase el Plan de acción para personas mayores 2003-2007. Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales. (IMSERSO).
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Según el “Informe de valoración del Plan Gerontológico, 1992-1997”, realizado y publicado
por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Secretaría General de Asuntos Sociales,
IMSERSO (1ª edición: 1999), el balance fue positivo. Todas las propuestas del Plan en
materia de Pensiones, Salud y Asistencia Sanitaria, Servicios Sociales, Cultura, Ocio y
Participación, consideradas de forma global, habían tenido un razonable nivel de ejecución,
pero si bien es cierto que se presentaron ciertos déficits que debían ser tenidos en cuenta
para lograrlos en un futuro.
Seguidamente, se desarrolló el denominado Plan de acción para las Personas Mayores
2003-2007, en el que los objetivos propuestos según el área de intervención fueron:
- La igualdad de oportunidades: fomentando la autonomía y la participación
plena de las personas mayores en la Comunidad, en base a los principios del
'Envejecimiento activo'. Así como prosperar en las políticas de apoyo a las
personas mayores que se encuentra en situación de dependencia.
- La cooperación: determinando los medios estables de cooperación
interadministrativa y ampliando los que hay para la consecución de objetivos
dependientes de una actuación global. Y fomentando los medios de
cooperación y de participación con la sociedad civil. Así como llevando a cabo
los instrumentos más eficaces de cooperación internacional en favor de las
personas mayores.
- La formación especializada: con el fomento de la formación y cualificación de
profesionales así como la consecución de Programas de acciones formativas
dirigidas a la mejor capacitación de los cuidadores no formales.
- La información e investigación: Asegurando a los distintos colectivos sociales
una información propia sobre las personas mayores, desde una perspectiva
integral. Y ofreciendo a las entidades públicas y privadas que estén interesadas,
a través del Observatorio de Personas Mayores, una información integral sobre
las diferentes cuestiones relacionadas con el envejecimiento. Así como el
fomento a la investigación gerontológica interdisciplinar a nivel estatal e
internacional.
El 27 de febrero de 2014 en la sede del IMSERSO, se presentó el documento “Propuestas
para el desarrollo de las orientaciones del Consejo de la Unión Europea relativas a personas
mayores”
7
. Se trata de un documento elaborado a partir de las orientaciones marcadas por
la Unión Europea en materia de Envejecimiento activo y está compuesto por 19
orientaciones basadas en tres cuestiones fundamentales: qué preocupa a los mayores, qué
7
Véase Propuestas para el desarrollo de las orientaciones del Consejo de la Unión Europea, de 6 de
diciembre de 2012, relativas a las personas mayores. Documento de debate, en
http://www.imserso.es/imserso_01/mas_informacion/agenda/2014/febrero/IM_083029.
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cuestiones quieren trasladar a los poderes públicos y a la sociedad, y qué actuaciones
esperan de esos poderes y de la sociedad civil.
Después de la presentación pública del documento, el IMSERSO en julio de 2014, organizó
tres jornadas de debate con el objetivo de recibir sugerencias y generar elementos
innovadores para su contenido. Para que sirvieran de herramientas de diálogo entre las
administraciones y la sociedad civil para generar respuestas óptimas a los retos que se
presentan con el envejecimiento demográfico y consolidar el envejecimiento activo y
saludable como parte fundamental de desarrollo social y personal en una sociedad para
todas las edades. Como resultado, se recogieron 345 propuestas, pero que hasta la fecha
no se han llegado a materializar en ningún planteamiento concreto.
3. CONCLUSIONES
En resumen, si bien es cierto que existen estrategias de envejecimiento activo a nivel
autonómico y local, las evaluaciones al respecto son pocas, además la crisis económica que
nos impacta desde 2008 ha hecho que las actuaciones políticas en este sentido queden en
segundo plano, sin tener en cuenta que dando respuesta al gran reto del aumento
poblacional en cuestiones tales como la edad de jubilación, prestaciones sociales, sanidad,
y promoviendo la prevención de la salud mediante campañas de concienciación, se podría a
su vez aminorar los efectos de la crisis, puesto que ambas cuestiones se encuentran
interrelacionadas.
El dilema del envejecimiento sigue sin abordarse adecuadamente. Las cuestiones que
debemos plantearnos son, en primer lugar si hay voluntad política real de abordar el
fenómeno del rápido envejecimiento de la población, y en segundo lugar intentar
comprender cuáles son las causas principales que hacen que éste no sea un tema prioritario
en las agendas gubernamentales y que cuando se adoptan políticas dirigidas a este sector
poblacional no sean acertadas.
De lo antedicho, podríamos responder a la primera cuestión afirmativamente, pero no
debemos olvidar que únicamente se trata de recomendaciones que no llegan a
materializarse quedando muchos temas sin resolver. Debería por tanto, haber un consenso
social y político entorno a la elaboración de una lista de problemas públicos fruto del
acelerado envejecimiento poblacional así como el surgimiento de un nuevo colectivo, el de
los centenarios, totalmente desconocido y en auge. Para lo cual consideramos necesario
que, desde diferentes ámbitos, se haga especial énfasis en el abandono de los viejos
estereotipos negativos asociados a la edad. En la medida en que seamos capaces de
cambiar la imagen social de las personas mayores hacia una perspectiva positiva,
adoptaremos las medidas adecuadas.
En este sentido, sería necesario clarificar los supuestos del modelo todavía deudor de las
definiciones “correctoras” establecidas por Parsons (1942) sobre la tercera edad, lo que nos
ayudaría a entender primero, cómo bajo ese análisis áreas como la sociología, la psicología
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o la medicina han alimentado durante años los estereotipos negativos. Entendemos por
tanto que en primer lugar, debe ser desde la educación o pedagogía desde donde se debe
empezar a crear una imagen positiva de la tercera edad. A través también de los medios de
comunicación intentando ofrecer una imagen social de los mayores en positivo. Lo cual es
imprescindible antes de abordar el ámbito de las decisiones políticas dirigidas a este
segmento poblacional. Pues es evidente que continuamente se ponen de manifiesto los
contextos de valor en los que son diseñadas y dirigidas, así como la continua
problematización que surge de su aplicación.
De la asociación de vejez a discapacidad surgen únicamente políticas sociales costosas y
muchas veces ineficientes o incluso mal implementadas. Además, debemos tener en cuenta
que no todo el colectivo de personas mayes son discapacitados, pues estamos hablando de
un grupo muy heterogéneo que tiene todavía por delante 15, 20 o incluso más años de vida
sin enfermedades discapacitantes. De ahí la importancia de la prevención de la enfermedad
en edades adultas. Si somos capaces de reducir la discapacidad, por un lado, el gasto en
sanidad se reduciría y por otro se podría retrasar la edad de jubilación, lo cual es necesario
en un panorama en el que las perspectivas del envejecimiento poblacional están en
aumento mientras las tasas de natalidad de los países desarrollados son cada día más bajas.
En este sentido, estamos de acuerdo con Kornblit, Camarotti y Güelman (2015) en que se
impone un redimensionamiento de las pensiones y las transferencias inter generacionales,
porque están cambiando las relaciones entre ahorro, inversiones y consumo, y se modifican
los mercados de trabajo.
Con el retraso de la edad de jubilación evitaríamos la marginación, el aislamiento y la
limitación social en la tercera edad. Porque estamos de acuerdo con Cummings y Henry
(1961) en que las personas como sujetos biológicos nos deterioramos biológica, psíquica y
socialmente, sin embargo, hoy sabemos que ese deterioro puede ser postergado, mediante
la prevención en la salud, promoviendo hábitos de vida saludable, retrasando la edad de
jubilación y fomentando la participación social, además de una oferta de programas de
aprendizaje.
Somos conscientes por tanto de que la naturaleza humana presenta una gran diversidad de
factores en el envejecimiento por lo que estamos de acuerdo con Calvo Aguirre (1988)
cuando afirma que no hay una única solución política por la que los gobiernos deberían
plantearse políticas sociales diversas y plurales capaces de responder a dicha diversidad.
Llegados a este punto, cabe señalar que se hacen necesarias investigaciones científicas
multidisciplinares en el ámbito del envejecimiento, y digo multidisciplinares porque la
tradición investigadora ha contribuido a que una perspectiva biomédica, la “natura”
individualista, prime en las soluciones políticas que se le dan al dilema de la vejez. Además,
porque como afirman del Cerro y García (1996) ninguno de los enfoques gerontológicos,
más o menos influyentes en la actualidad, ha sido capaz de examinar las características
económicas y políticas que tienen las sociedades en tanto que condicionantes potenciales
del proceso o del estado de la vejez pretenden estudiar.
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Estamos de acuerdo con Benmarhnia et al. (2014) en que las políticas que disminuyan los
ingresos de las personas mayores aumentaran la pobreza y supondrán deterioros de la
calidad de su alimentación, y disminuciones de su participación social y actividad física, con
consecuencias negativas para su capacidad funcional y con un previsible aumento de la
dependencia.
Seguimos a Roussel (1989) al afirmar que todos queremos decidir sobre lo que nos incumbe
por nosotros mismos, regir nuestra existencia y en este “todos” ha de incluirse a las
personas mayores.
Por otra parte y no menos importante queremos destacar como afirma Sánchez Urán
(2013) que el reto de la política del derecho y de la investigación jurídica multidimensional
exige un esfuerzo colectivo para que con fundamento en la teoría de la vulnerabilidad y en
el principio de solidaridad inter generacional se pueda en un futuro próximo establecer los
patrones normativos relacionados con el contexto social y económico, y el objeto de
estudio y la autonomía de esta área jurídica en torno al Envejecimiento.
Siguiendo a Subirats y Gomà (2000) estamos ante el reto de una sociedad activa y
cohesionada, capaz de generar y sostener empleo en nuevos yacimiento de alto valor social
y ambiental, y con servicios públicos de alta calidad, pero también el reto de una sociedad
inclusiva e inter generacional, para lo cual se hacen necesarias políticas capaces de impulsar
las nuevas relaciones sociales.
Por último consideramos importante recordar el nuevo paradigma de participación fruto de
la Asamblea Mundial de Envejecimiento celebrada en Madrid en 2002, en la que se reitera
la voluntad de los gobiernos de promover la consolidación de la democracia y de
profundizar en la realización tanto de los derechos humanos en general como de las
sociedades en particular, así en el art. 5 (ONU, 2002) de la Declaración Política de la
Asamblea de vejez y envejecimiento se reafirma el compromiso de no escatimar esfuerzos
para promover la democracia, reforzar el Estado de Derecho y favorecer la igualdad entre
hombres y mujeres, así como promover y proteger los derechos humanos y las libertades
fundamentales y su compromiso de eliminar todas las formas de discriminación, entre
otras, la discriminación por motivos de edad. En este sentido, compartimos la importancia
de la salud, la seguridad y la participación como componentes imprescindibles del
envejecimiento al que aspiramos.
Por tanto es necesaria una respuesta política capaz de abandonar la consideración personas
mayores como “clientela electoral” (Pérez Ortiz, 2006) posible a través del
empoderamiento de las personas mayores, en primer lugar, porque la asunción de
responsabilidades por las personas que conforman una comunidad repercute no solo en su
propio beneficio sino en el de la comunidad en su conjunto (Gonzalez López et al., 2007) y
en segundo lugar por el potencial reformista que encarna para las políticas
gubernamentales.
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