El rol que tiene el agua en la contribución al bienestar de los países y en su economía está condicionada por una serie de factores geográficos, económicos y sociales, gran parte de ellos de índole externo al aprovechamiento del recurso hídrico y a su gestión, de forma que el sistema institucional da respuesta a la aceptación y aplicación de este sistema por la sociedad y los actores sociales, económicos y políticos primordiales, así como a las propiedades de agua y a los retos que presenta su gestión (Peña et al., 2019).
Por otra parte, la escasez de agua es un problema de confusión en América Latina y el Caribe (ALC). En La Habana, los hogares a menudo tienen que usar agua sucia, que viene en pequeñas cantidades (Sanon y Marsh, 2020). Los residentes en áreas desatendidas apenas saben cómo cumplir con las medidas de higiene recomendadas para combatir el virus mortal cuando no pueden obtener suficiente agua limpia (Sanon y Marsh, 2020). Haití es el caso más extremo en este momento (Sanon y Marsh, 2020). La mayoría de los hogares del país no cuentan con agua corriente y tienen que depender de grifos comunales, camiones cisterna o acudir a manantiales contaminados (Sanon y Marsh, 2020). La situación en Haití es tan grave que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) revela que menos de una cuarta parte de los hogares accede a instalaciones para poder realizar el lavado de manos con agua y jabón (Sanon y Marsh, 2020). La falta de inversión en el sistema de agua significa que muchos haitianos pueden tener grifos secos durante semanas (Sanon y Marsh, 2020). Los países se encuentran inmersos en problemas confusos de estrés hídrico y al mismo tiempo luchan contra la pandemia.
(…)
El autor